Es el balneario natural más conocido de la región por sus bellas y cristalinas aguas complementados por cascadas como la rocosa Sal de frutas, cuyo nombre se origina por la efervescente caída del agua sobre las rocas, que a su vez forma un jacuzzi y un tobogán natural. Cerca de este majestuoso lugar está la cascada Chaparraidó, donde hay una piscina natural propicia para nadar; la cascada Peloquemao y el río Munguirrí, en cuyas riberas, rodeadas de selva y grandes árboles, se encuentra la comunidad indígena Munguirrí.
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